Casi la mitad de las escuelas rurales chilenas no tiene abastecimiento formal de agua potable
Estudio de Fundación Amulen revela que 1.350 escuelas rurales se abastecen de pozos, ríos, o camiones aljibes y de ellas, el 35% no usa agua potable al manipular alimentos y el 27,3% pierde 15 días en promedio de clases por falta de agua.
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Un estudio realizado por Fundación Amulén concluyó que el 40,4% de las escuelas rurales en Chile tiene un abastecimiento informal de agua. En total, 1.350 establecimientos y 27.100 estudiantes de todo el país, obtienen agua de fuentes como pozos, ríos, vertientes, esteros o camiones aljibes, en lugar del suministro formal de Agua Potable Rural (APR) del Ministerio de Obras Públicas.
Para su realización se estudiaron 3.363 escuelas en 11 regiones del país -correspondientes al 94% de los establecimientos rurales nacionales- y se encuestó a 599, teniendo una representatividad de 17,8%. El estudio se midió en base a cuatro indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evaluar la idoneidad del abastecimiento de agua: cantidad, calidad, continuidad y accesibilidad.
Esto quiere decir que se midieron los litros al día por persona, si están bajo la norma de agua potable chilena, si presentan cortes puntuales en el suministro y si presentan fuentes mejoradas de agua potable no afectadas por otras contaminantes.
Antonia Rivera, directora de proyectos Fundación Amulén, explica que "a lo largo del estudio se concluye que las escuelas con abastecimiento informal tienen un peor desempeño en todos los indicadores que estudiamos, esa es una gran brecha".
En detalle, la encuesta determinó que la mayoría de los directores no sabe responder la cantidad de litros disponibles por estudiante y el 48% no sabe si el suministro cuenta con resolución sanitaria, "es decir, es una información que desconocen siendo que ellos son los encargados de la gestión del sistema de agua día a día", señala Rivera.
Además, en las escuelas con abastecimiento informal un 34,6% no realiza control de cloro residual y no tienen conocimiento sobre si el agua consumida desde la fuente principal presenta algún nivel de cloración. En cuanto a particularidades negativas, el 56% del abastecimiento informal las presenta en cuanto al color, sabor y olor del agua.
Rivera señala que estas cifras no solo reflejan el escenario educacional, sino que de todo el sector rural de las personas que viven en zonas más dispersas que no les permite acceder a proyectos como APR ni de la empresa sanitaria.
"Entonces tienen que encontrar formas alternativas de abastecerse, donde por ejemplo, el camión aljibe -que se consideró como una fuente de emergencia- ya lo vemos hoy día más recurrente, se está volviendo un patrón. Todavía no se le da solución a un problema que se da en las viviendas".
Impactos en la educación
Rivera también apunta a que la deficiencia de un abastecimiento formal impacta en la educación, ya que mientras el 23% de abastecimiento formal presenta cortes, en los informales alcanza el 44%. "Entonces vemos una gran diferencia y al final lo relacionamos a cómo estos indicadores van a verse afectados en otras variables como la asistencia escolar, la suspensión de clases y la manipulación de alimentos", señala.
Más de 760 alumnos deben perder 15 días de clases al año por cortes o mala calidad del agua. Además, el 35% no utiliza agua potable en la manipulación de alimentos, "no nos estamos asegurando de que el agua tenga un proceso de purificación al momento de manipular los alimentos", dice Rivera.